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Homenaje a Maruja Callaved, presentadora de Vamos a la mesa.

«Empecé a enamorarme de la comunicación en la universidad, cuando participaba en programas de la radio del centro con solo 18 años. Por entonces, el director de Radio Zaragoza me dijo: “Maruja, tienes que dedicarte a la comunicación. Cuando tú hablas, el resto se calla”. Cuando me quise dar cuenta, estaba trabajando en los estudios del Paseo de la Habana de Madrid, cruzándome por los pasillos con Laura Valenzuela, Joaquín Prat y el resto de ‘padres’ de la televisión española». De aquello ha pasado mucho tiempo, pero Maruja mantiene la lucidez que demostraba cada día cuando se ponía delante de la cámara. Sigue siendo coqueta y no desvela su edad. Tampoco hace falta; un par de dígitos son demasiado vulgares para describir a una artista.

Foto de Maruja Callaved«Por entonces, se creía que hablar de comida en la televisión era una ordinariez, que no tenía suficiente importancia», recuerda Maruja. Afortunadamente, los directivos de aquella televisión viajaron a Sudamérica para conocer los trabajos de los hispanohablantes y volvieron con una revelación. Ese fue el germen de Vamos a la mesa, el programa de Maruja que arrancó en 1967 y que, cada día, minutos antes del Telediario de la tarde, explicaba a los españoles cómo debían comer.

Maruja cuenta que «no se trataba de enseñar a comer sólo por el acto de sobrevivir. Nosotros explicábamos de qué manera había que hacerlo, cuánto y qué. Estábamos educando los paladares de España». También recuerda divertida que en muchos mercados se agotaban los productos que ella promocionaba: «Si un día hablaba de las bondades de las sardinas, podías despedirte de comprarlas si no eras rápido. ‘Lo ha dicho la de la tele’, decían».

Todavía mantiene contacto con sus colegas de entonces. «Cada vez quedamos menos y somos como reliquias, pero muchos de ellos, como Ibáñez Serrador, siguen siendo grandes amigos míos». Todos artífices, artistas, de la buena televisión, de la original, de la que todavía hoy sirve de ejemplo. Y de la que sentó las bases de los programas que hoy se emiten. Porque todos los espacios gastronómicos de hoy en día, ya sean concursos o espacios de recetas, deben mucho a Maruja. A Maruja y a Vamos a la mesa. Sirva de reconocimiento y de muestra cariño y gratitud este homenaje al que la propia Maruja acudirá, encantada de ver cómo los aragoneses, «aunque nos cuesta un poco, parece que vamos aprendiendo a vender lo bueno que tenemos».